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La metáfora del bambú

En el mundo actual donde todo va muy rápido, donde la cultura de la inmediatez está a la orden del día y pareciera que la paciencia o el tener que esperar para conseguir algo fueran cosas de otra época, vengo a contarte la metáfora del bambú y ya que estamos a compartirte algunas reflexiones sobre esto. 

Probablemente puede que el bambú sea una de las plantas más peculiares del mundo puesto que algunas especies pueden alcanzar los 40 metros de altura creciendo casi un metro al día, hay otra que sólo florece cada 120 años y los bosques de bambúes son uno de los mayores captadores de CO2. 

Dependiendo de cómo lo interpretemos, el bambú puede ser la planta de crecimiento más rápido o más lento de todo el reino vegetal y ahora entenderás por qué. 

Aunque se le presten todos los cuidados necesarios como abono y riego, el bambú en un principio parece que no creciera. Un observador novel se llegaría a frustrar al ver que pasa el tiempo y no encuentra ningún cambio, pero esto no es así en absoluto.

La planta sí está creciendo, pero lo hace hacia el interior de la tierra. Son sus raíces las que se van haciendo cada vez más fuertes y gruesas.

Durante siete largos años sus raíces se van extendiendo por la tierra y el bambú se va preparando para afrontar su próximo crecimiento. 

Después de varios años, cuando está preparado, sus tallos salen a la luz pudiendo llegar a crecer hasta un metro por día. En apenas unos meses puede llegar a alcanzar los 30 metros de altura. 

Si sólo nos quedamos con lo último diríamos que ha crecido demasiado rápido pero no estaríamos teniendo en cuenta todo el tiempo que ha empleado en prepararse para llegar a ser el bambú que hoy vemos. 

Al pensar en un bambú me vienen a la mente algunas capacidades como la flexibilidad, resistencia, paciencia, fortaleza y resiliencia.

¿Qué significa ser como un bambú? 

Ser como un bambú significa ser pacientes.

Durante los 7 años que tarda en germinar, el bambú está haciendo un trabajo interno en el que se prepara y así una vez que emerge del suelo nada detiene su crecimiento. 

Ser como el bambú también significa ser resilientes ante la vida ya que a veces algunas circunstancias pueden doblegarnos pero si mantenemos una actitud de fortaleza y flexibilidad volveremos a la posición original sin quebrarnos. 

Ser como un bambú significa que cuando alguien avanza rápidamente en algún ámbito de su vida no es porque tenga mucha suerte, es porque probablemente hubo un gran trabajo previo algunas veces invisible para los demás. 

En conclusión ser como un bambú significa haber hecho un trabajo interno que ha requerido tiempo y paciencia gracias al cual hemos adquirido resistencia y flexibilidad que nos permitirá afrontar cualquier adversidad que nos llegue. 

Por lo tanto alcanzar una meta, lograr un objetivo o conseguir un cambio importante en nuestra vida requiere de tiempo, de trabajo y de un proceso.

El crecimiento del bambú al igual que el crecimiento personal del que hablamos en psicología, no es magia, es trabajo interno. 

Si miras con atención quizás tengas algún bambú cerca, quizás tú seas un bambú o aún mejor puede que formes parte de un hermoso bosque de bambúes.

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